Comentario
Nació Neumann (1687-1753) en Eger, pueblo situado en la frontera de Bohemia y Franconia. Sus primeros pasos poco tenían que ver con la arquitectura pues comenzó como aprendiz de cañonero y fundidor de campanas. En 1711 se traslada a Wurzburgo, en donde, gracias a un capitán de ingenieros, encamina sus estudios a la ingeniería militar, enrolándose en el ejército en 1714. Tras participar como ingeniero en la conquista de Belgrado, entra al servicio del estado mayor del gobernador imperial y en ejercicio de su puesto marcha a Milán y a Turín en 1718. Nos encontramos en estos momentos, pues, con un hombre que tiene sólidos conocimientos técnicos y de ingeniería, que conoce las realizaciones contemporáneas de los arquitectos vieneses y que ha podido estudiar también durante su estancia en Italia la arquitectura, especialmente de Guarini y Juvarra.Comienza en 1719 una nueva etapa en su carrera cuando de vuelta a Wurzburgo el nuevo obispo Johann Philip Franz, de la poderosa familia Schönbom, le confía la transformación y embellecimiento de la ciudad. El príncipe obispo, que había trasladado su antigua sede en Marienberg a Wurzburgo, proyecta la construcción de un nuevo palacio que se elevaría junto a la vieja ciudad medieval separado por una plaza y crea una comisión municipal encargada de todas las reformas. Al frente de ella pone a Neumann quien contará con la inestimable colaboración de Johann Dientzenhoffer, Maximilian von Welsh y Lucas von Hildebrandt. Por estos años marcha a París, lo que le permite añadir a su formación italiana y vienesa, la influencia del arte francés, gracias a sus contactos con Robert de Cotte y Germain Boffrand.En 1729 Friederich Karl sustituye a su primo como obispo de Wurzburgo, y nombra a Neumann superintendente de todas las obras militares, religiosas y civiles de la región, entre las que lógicamente se encontraban las de los palacios privados de los obispos. A partir de ahora la fama de Neumann es imparable, trabaja para los otros miembros de la familia Schömborn, pero no sólo para ellos, y continuamente se solicita su opinión para resolver cualquier problema arquitectónico.También se preocupó por la enseñanza de la profesión; fue nombrado en 1731, por el obispo, lector de arquitectura civil y militar en la Universidad de Wurzburgo. Continuó sus trabajos de ingeniería y obras públicas; por ejemplo, en 1730 tendió una red de abastecimiento de aguas para Wurzburgo y para la misma ciudad levantó tres años después una fábrica de vidrio y una factoría de espejos. Siguió ejerciendo durante toda su vida la carrera militar, alcanzando el grado de coronel de artillería de Franconia en 1741. Fue Neumann el más claro ejemplo en Alemania de arquitecto-ingeniero, figura que también existió en otros lugares de Europa.Una vez hecho el apunte biográfico de Neumann vamos a detenernos en su actividad fundamental como gran constructor de palacios. Consiguió fijar un tipo de residencia principesca en la que madura en forma original la influencia francesa y la italiana, ésta directamente o bien a través del arte bohemio de los Dientzenhofer o del barroco imperial austriaco de un Hildebrandt. Tampoco hay que desdeñar el efecto que tuvieron en él las publicaciones de algunos de sus contemporáneos como las de Sturm y Decker, importantes especialmente en las soluciones dadas a las cajas de las escaleras. Aunque sólo sea de pasada, pues profundizar sobre el tema creo que sería salirse de las características de esta colección de Historia del Arte, cito la obra de Paulus Decker (1677-1713), alumno de Andreas Schlüter, titulada muy significativamente "El arquitecto del príncipe" (Fürstlicher Baumeister), cuya publicación se inició en 1711, pero quedó inconclusa por su temprana muerte. Más que una teoría de la arquitectura es una colección de cuidadísimos grabados, con pequeños comentarios a las láminas, sobre ornamentación, elementos arquitectónicos y algunos tipos de edificios. La perspectiva de un Palacio Regio con una vista de conjunto en la que se incluyen los jardines, se encuentra a medio camino entre el palacio de Schönbrurn vienés y el de Wurzburgo, intentando resaltar con su monumentalidad la importancia del cliente y cuidando en extremo las reglas de la simetría.La historia del palacio de Wurzburgo se inicia cuando en 1719 el obispo Johann Philip Franz decide su construcción y al año siguiente se coloca la primera piedra. El programa es claro, un enorme bloque dispuesto en forma de U alrededor de un patio de honor, pero su construcción será lenta y vacilante, recurriendo a proyectos y consejos de otros arquitectos. El arquitecto Maximilian von Welsch de Maguncia probablemente sugiere el gran salón central octogonal que asoma en la fachada al jardín y los dos ovalados más pequeños en el centro de los lados norte y sur. También se recaba el consejo de Lucas von Hildebrandt desde Viena. Cuando en 1723 ya estaba comenzado el bloque norte, es enviado Neumann a París para presentar los proyectos a Robert de Cotte y a Germain Boffrand. Este mismo visitará Wurzburgo al año siguiente y recomienda la supresión de una de las dos escalinatas previstas en el proyecto original y la disposición de las habitaciones al tradicional gusto francés en hilera.Bajo el nuevo obispo Friederich Karl, en 1729 se continuarán las obras; en este año y el siguiente marcha Neumann a Viena para que vea los planos Hildebrandt, quien viaja a Wurzburgo en 1731 y 1736. Sus correcciones se refieren entonces fundamentalmente a la decoración de las fachadas principales y de la capilla del palacio. La gran escalera, cuyos frescos son obra capital del veneciano Tiépolo, se inicia en 1737, y en 1744 se puede decir que el edificio estaba prácticamente terminado a falta de la decoración interna, todavía sin concluir en 1753, año de la muerte de Neumann.A pesar de todo, en conjunto se mantuvo la primera idea de Neumann de la organización del palacio alrededor de un patio principal, con otros patios abiertos en los dos laterales. Esto hacía más lógica y más cómoda la distribución de los espacios y evitaba recorridos interminables en las comunicaciones interiores. La solución final, indica Norberg-Schulz, podría definirse como una síntesis de palacio urbano y palacio con jardín, a consecuencia de su situación al lado de la ciudad vieja, de su carácter práctico y de la limitación del terreno disponible.La parte más espectacular del palacio se encuentra en su núcleo central en donde, siguiendo el ejemplo de Pommersfelden, da una interpretación a la alemana de las propuestas francesas, italianas o austriacas. A un lado del vestíbulo la impresionante escalera permite a Neumann desarrollar con toda libertad sus ideas sobre el espacio dinámico. La iluminación no se despliega de una manera homogénea como en Pommersfelden, cuya escalera, además, hemos visto que quedaba engastada en un espacio demasiado grande. El visitante descubre progresivamente la articulación arquitectónica desde el vestíbulo en penumbra hasta el piso alto luminoso, enriquecido, además, con los frescos de Tiépolo.El gran pabellón central saliente de la fachada que da al jardín contiene la Kaisersaal o sala imperial, centro geométrico y simbólico del palacio. La elevación de la bóveda con la apertura de óculos, sugerencia de Hildebrandt, la pintura de la bóveda, también de Tiépolo, y los estucos rococó de Bossi sobre fondos claros, aligeran la escala monumental. Algo similar ocurre con la Gartensaal, situada justo debajo, sala que conduce al jardín, con estucos del mismo artista y un fresco de Johann Zick en la bóveda, que en este caso apoya sobre ligerísimas columnas exentas, de mármol.Maximilian von Welsch había proyectado una capilla para el palacio (Hofkirche), de planta ovalada, para el centro del frente sur del palacio, pero al final se decidió colocarla en el extremo occidental. El proyecto definitivo de Neumann continuó el tipo bohemio que Dientzenhofer había aportado a Franconia. Consiste en un óvalo central alargado, precedido y continuado por otros dos óvalos transversales, a los que se añade el espacio para el altar. Al tratarse de una capilla palatina, se divide en dos pisos, cuya galería alta destinada al obispo refuerza el ritmo ondulado de la planta. La decoración se hizo siguiendo las pautas de Hildebrandt, con estucos de Bossi nuevamente y pinturas de Rudolf Byss.Aunque el palacio de Wurzburgo es la obra capital de Neumann por lo que a la arquitectura palaciega se refiere, no fue la única. En colaboración con Hildebrandt construyó el palacio Wemeck y llevó a la práctica sus ideas sobre las escaleras en los palacios de Bruchsal y Brühl. También son suyos los proyectos que quedaron sin realizar del Hofburg de Viena y de las residencias de Stuttgcirt y Karlsruhe.